(Tenemos otra aportación al blog, y de nuevo está referido a las llamadas telefónicas que recibimos en nuestros hogares. Agradezco muchísimo tu aportación "marcaching", todos nos sentimos identificacidos con la situación que estás pasando).
Primero pongo los antecedentes. Tengo un teléfono fijo a mi nombre, y está situado en una casa donde antes vivían mis padres y mi hermano junto a mí, pero ahora no, el teléfono es mío y allí solo se me puede localizar a mí.
Pues bien, desde el mes de Noviembre el BBVA me llama insistentemente desde el Departamento de Impagos de los servicios Centrales del BBVA en Madrid para localizar a mi hermano. Llaman y llaman, y yo les explico siempre, perdón, les explicaba, que mi hermano ya no vive ahí, y que ya no lo pueden localizar en ese número. Entre explicación y explicación constato además que también tienen su teléfono móvil.
Con el paso de los días, los meses ya, como podéis comprender, mientras ellos aumentan el ritmo de sus llamadas, el tono de la interlocución se deteriora progresivamente. Pero no, no les vale ni las amenazas, ni los ruegos, ni las explicaciones, y tienen hasta la desfachatez de decirme que seguirán llamando pese a lo que les digo porque es el teléfono que ellos tienen. Un día tras otro llaman, incluso varias veces al día, y no descansan ni los sábados.
En más de una vez, tras ponerlos verdes y sacarle los colores a la señorita de turno – y se nota que están preparadas para hacer su triste trabajo – me han comunicado que anotaban mi ruego y que consignaban ‘teléfono erróneo’ junto a los datos de mi hermano, para que así lo llamen al móvil. Pues bien, al segundo día vuelvo a recibir la misma llamada y uno de los extractos de la conversación es…
- Señorita, ¿no le marca como teléfono erróneo al lado del número?
- NO, no marca nada.
- Pues ayer hablé con una compañera suya y me juró que estaba poniendo teléfono erróneo para que no me volvieran a molestar y que además pasaría nota a sus superiores.
- Sí, ya lo veo, sí que lo pone, pero marca la centralita y yo no puedo hacer nada…
Y en esas andamos. Ellos no cejan en su empeño de llamarme a diario y yo, que ya está decidido, espero a tener una mañana libre junto con el ánimo suficiente para personarme en las oficinas del BBVA a poner una amable hoja de reclamaciones.
Si os lo preguntáis; si, he hablado con mi hermano y la deuda es de 0’20 céntimos de euro, me dice.
Mientras, ellos siguen llamando a diario.
Es todo. Gracias y saludos.